A medida que los dos bichenov se van encontrando en su casa, cada vez son más parecidos entre si. Nes ya tiene las patas limpias. El ligero desvío en la posición de las plumas de ambas alas de Nes , es cada vez menos evidente. Lis ha recobrado todas las rectrices de su cola y tampoco se nota ya la diferencia de edad. Lis incluso canta más que Nes, con una voz un pelín más aguda y un reclamo – el ‘maullar’ – que a veces acaba en un segundo tono agudo; y si no fuera porque tiene las patas ligeramente más claras, más rosadas que Nes, que las tiene de una tonalidad más gris, más azulada, ya no podría diferenciarlos más que por los números en las anillas.
De forma que va siendo necesario introducir anillas de colores para poder distinguir individualmente cada pájaro a primera vista.
La jaula en la que están, con todas sus ramas y hojas, y los dos bichenovs, que se han vuelto unos acróbatas aéreos, no permite usar una red para atraparlos. La alternativa es hacer una jaula trampa. Así evitaremos estrés innecesario a todos los pájaros, inevitable cuando se intenta atrapar a uno con una red.
Al hacer la jaula hay que tener cuidado con las puntas de la malla. Si sobresalen se doblan, y se usan para enganchar y fijar cada trozo de malla que forman los lados del cubículo. Las puntas siempre han de mostrar hacia afuera – no queremos que un pájaro atrapado se hiera.
Se puede utilizar alambre o sedal de nylon para coser. Yo, aprovechando lo que tenía a mano de hacer la jaula grande, opté por trozos de alambre cubierto de plástico.
Hecho el cubículo, dos listones a cada lado, a medida para encajar en el marco de una de las puertas, llevan pegados las guías por dónde caerá la puerta-guillotina. Las guías no son otras que las que traía la jaula módulo para deslizar las rejas divisorias. Para dar aún más estabilidad, otros dos trozos de listón hacen un marco propio para la jaula trampa.
Un trozo de rama, con unos agujeros taladrados a medida, va colgado de dos elásticos a modo de columpio. A un lado, un palo de brocheta está insertado en la rama y sobresale por arriba. Fijado en el palito, un alambre mantiene en su sitio una cartulina. Una vez el columpio se mueve, el alambre también cambia de posición y la cartulina cae, cerrando la entrada.
Si la jaula-trampa se instala de forma fija a modo de extensión de la jaula grande, los pájaros se acostumbrarán a acudir a un lugar donde siempre hay algo apetecible. Simplemente sacando la cartulina de las guías, la trampa se convierte en un espacio más de la jaula. En vez de asociar este lugar a sustos y peligros, los pájaros lo asociarán a la alimentación.
Sólo se usará la función trampa cuando sea imprescindible.
Eso si – no hay que tener prisas – el pájaro entrará a la jaula-trampa cuando el quiera.